Viviendas de Lima en peligro: las consecuencias de los terremotos u desastres naturales

De acuerdo con la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), el 80% de las viviendas en el Perú son construcciones informales y la mitad están en riesgo ante un desastre natural como un terremoto o huaico. Solo en el Centro de Lima hay 1.000 viviendas que pueden desplomarse y muchas de estas sin siquiera necesitar un sismo. Las consecuencias no solo son un crecimiento desordenado de las ciudades, incremento constante de la informalidad, sino que pone en peligro la vida de las familias.
Para Felipe García Bedoya, director del Instituto Capeco, en nuestro territorio se dan dos tipos de viviendas informales: la autogestión, cuando se contrata a personas con conocimientos empíricos, más no técnicos, para construir la vivienda y la autoconstrucción, en donde la familia se encarga de construirla.
 En efecto, una vivienda formal conlleva tener un adecuado conocimiento sobre la calidad de fierros y cemento que se usa, adecuadas instalaciones eléctricas y redes sanitarias. Una mala práctica, tarde o temprano va a presentar desperfectos: Ante esta situación, las únicas alternativas de solución son a través de la formalización, consulta a especialistas y, sobre todo, el apoyo del Estado y de los municipios, quienes son los encargados de fiscalizar y controlar el desarrollo del crecimiento urbanístico ordenado y salvaguardar la vida por sobre la pérdida monetaria o de infraestructura.

¿Por qué existen las autoconstrucciones?

Las construcciones informales son una realidad que expone las condiciones económicas, culturales y sociales de un territorio que no es propio de un país, sino que está presente en todo el mundo. En el Perú, la realidad es que uno de cada tres casas son producto de la autoconstrucción, según el Grupo de Análisis para el desarrollo

Jorge Rojas Pereyra, ciudadano que pertenece a esta estadística asombrosa amplía el panorama temático. Él construyó su vivienda en el 2010 de manera informal en el asentamiento humano Nuevo Amanecer, Jirón Libertad, Comas. Aledaño a su hogar se ubican decenas de hogares con la misma situación. ¿La razón? Simplemente el ahorro de tiempo y dinero. Su vivienda no está registrada en la municipalidad ni fue observada por un arquitecto o especialista del rubro. Dentro de su casa se pueden observar secuelas producto de las consecuencias de esta mala práctica: techo y muro frágil, rajaduras en las paredes e inestabilidad en las columnas.


Rajaduras debido al uso de malos materiales.
Audio: Jorge Rojas. Fuente testimonial.

Gran parte de las ciudades modernas, como Lima, crecieron rápido y espontáneamente debido a que nunca hubo una planificación urbanística. A ello se suma las olas migratorias. El traslado del campo a la ciudad forma parte de los antecedentes. Si observamos el perímetro de la ciudad de Lima nos damos cuenta de que tiene anchos de vía insuficientes, falta de espacios públicos, una zonificación inadecuada, falta de servicios comunes modernos y problemas urbanos que no han logrado solucionarse. A ello se suma, las malas decisiones de las autoridades que parecen no estar enfocados en la búsqueda de un desarrollo sostenible e inteligente para la ciudad.

Existe demasiada desinformación y creencias respecto a estos asuntos, el cual perjudica la calidad de vida y seguridad de las personas. De acuerdo con la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, al año se construyen 50,000 viviendas informales en Lima que forman parte de la autoconstrucción. Esta cifra atónita se concentra mayormente en distritos como San Juan de Lurigancho, Comas, Puente Piedra, Ventanilla e Independencia. 

¿Es una situación sin solución?

Conversamos con Laura Villar, arquitecta especialista en urbanismo, para que nos dé su punto de vista ante esta problemática.

¿Las viviendas de la ciudad están apta para soportar un movimiento telúrico de gran intensidad?

Al encontrarnos geográficamente en el llamado "Cinturón de Fuego del Pacífico", que son el encuentro de dos placas tectónicas, la Sudamericana y la Nazca, y además ambas soportan más del 70% de la actividad sísmica y volcánica de la Tierra. Así que somos muy vulnerables a recibir en cualquier momento un movimiento intenso. Lamentablemente, un gran porcentaje de las casas de Lima se desplomarían, podemos ver como en el terremoto de Pisco en 2008 más de la mitad de las viviendas colapsaron y en Lima la situación y planificación urbanística no son buenos indicios, a la vez también hay una mayor densidad poblacional. Existen estudios que indican que no soportaríamos un sismo de 8.0 grados, realmente sería una catástrofe, por lo que siempre se están realizando campañas de concientización y mejorar nuestra cultura sísmica, con esto me refiero a estar preparados, saber las rutas de evacuación, tener nuestra mochila de emergencia, realizar un plan e imaginarnos todas las posibles situaciones en la que podíamos encontrarnos y saber que hacer en el acto. Si sabemos que vivimos en una casa que no fue construida adecuadamente, se tiene que salir sí o sí, planificar una ruta de escape y ubicar una zona de seguridad. Vivimos en una bomba de tiempo y esta medida es la única que por el momento salvaría miles de vidas.

Fuente:Indeci

 ¿Qué aspectos son básicos al momento de la construcción de un hogar?

 Bueno, entendiendo a las construcciones informales que son parte de un proceso rústico y no tienen ningún tipo de estudio de suelos ni la intervención de ingenieros y arquitectos, vemos como hay casas de hasta cuatro pisos bajo estas circunstancias siendo algo alarmante. Por consiguiente, lo primero sería realizar un estudio de suelo, identificar si estamos ante un suelo blando o rocoso es determinante para elegir los materiales y los sistemas de construcción. Si estamos en una vivienda construida sobre un suelo blando es más vulnerable ante un movimiento sísmico que una vivienda ubicada sobre suelo firme.

Las zonas que tienen mayor riesgo son las que tienen suelo flexible: Villa El Salvador, las playas del sur, como San Bartolo, entre otras. Por el norte tenemos Ventanilla, Comas, Independencia y San Juan de Lurigancho, especialmente las zonas ubicadas en las colinas, donde las viviendas son muy vulnerables.

Lo segundo sería contar con planos diseñados por profesionales, como los planos de diseño y distribución de ambientes, de estructura, de instalaciones eléctricas, de ubicación y características de materiales y de instalaciones sanitarias.        Luego estaría contratar al personal capacitado y mano de obra calificada, comprar los materiales adecuados que se recomendaron en las evaluaciones y respetar los procesos de construcción. Sucede que muchas personas quieren hacerlo en tanto tiempo, pero así no funciona, no se puede ni apresurar ni demorarse más de lo planificado. Además de contar con todos los permisos correspondientes de la municipalidad.

 ¿Cómo se podría mejorar en la planificación urbana?

Lo que sucede es que muchas zonas de Lima fueron creciendo desordenadamente, es decir no hubo una planificación previa. Varias de las urbanizaciones de Lima norte o sur nacieron de esa manera y ya posteriormente las municipalidades se encargaron de organizarlas, pero las infraestructuras ya estaban. En lo últimos años se ha tratado de mejorar, por ejemplo, recortar pistas o ensanchar veredas, también en oportunidades se ha tenido que quitar algunas áreas verdes para que exista una adecuada evacuación antes algún desastre natural, pero de todas maneras hay zonas donde podemos observar casa con cinco pisos que no deberían de tener esa cantidad debido a las características de la zona. Para mejorar se necesita un arduo trabajo con las instituciones correspondientes y las municipalidades, tratar de buscar soluciones en los lugares donde se pueda, pero más que cambiar lo que ya está realizado sería mejorar lo que está por venir.

Prevención y desastres naturales

El Perú es un país altamente vulnerable a sufrir los efectos de desastres naturales. Debido a la ubicación geográfica, por ejemplo, puesto que nos encontramos en el Cinturón de Fuego del Pacífico. Una región sumamente sísmica que está en constante movimiento. O también somos vulnerables por los distintos relieves y climas que cada año sufren alteraciones meteorológicas.

Debido a todo ello y siendo conscientes de las graves consecuencias que podrían provocar los terremotos, huaicos, deslizamientos, inundaciones, etc. Es necesario tener los conocimientos apropiados y sobre todo desarrollar mecanismos de prevención y atención ante los desastres que puedan poner en riesgo nuestras vidas, nuestras casas y el medio ambiente que nos rodea.

Además, es sabido que todos los años, precisamente en los meses de verano, desastres naturales como inundaciones o huaicos afectan a muchas viviendas construidas en las laderas de ríos o quebradas. Por otro lado, los temblores se han convertido en futuras amenazas de terremoto para las personas. Sin embargo, aún no se cuenta con un avanzado plan de prevención y concientización por parte de las autoridades y la población.

Fuente: Gestión

Es claro decir que la furia de la naturaleza es la principal causa, pero los impactos en las infraestructuras y en las vidas son resultados de una clara falta de planificación de las empresas, las personas y el Estado. La acción humana muchas veces toma a la ligera lo peligroso de los desastres naturales. Los motivos económicos sobrepasan a los humanos cuando se decide construir sin normas de construcción o en zonas altamente peligrosas para las viviendas.

En el Perú, las concentraciones urbanas son cada vez menos seguras y la creciente urbanización no planificada afecta a las personas con menos recursos. Según Paul Martin, representante de UNICEF, las familias que viven en situación de pobreza son las más expuestas a las consecuencias de los desastres naturales, pues viven en zonas peligrosas como laderas de ríos, cerros, y hacinamientos. Es decir, hay una total falta de cultura de prevención incentivada también por la pobreza y falta de oportunidades.

Por todo lo mencionado es relevante que las principales instituciones encargadas de salvaguardar daños y vidas empleen una eficaz gestión de riesgo de desastres. En el país son dos los organismos encargados: SINADECI e INDECI.

El SINADECI (Sistema Nacional de Defensa Civil) es el conjunto de organismo públicos y no públicos, normas, orientados a la protección de la población mediante medidas de protección y al desarrollo de actividades afectadas. Por su parte, el INDECI (Instituto Nacional de Defensa Civil) es el organismo central y conductor del Sistema Nacional de Defensa Civil que se encarga de la organización de la población, coordinación y control de las actividades de Defensa Civil.

Fuente: Indeci
Ambos conjuntos realizan el esfuerzo de crear alternativas que salvaguarden la vida e infraestructura nacional. Sobre todo, en el contexto actual que se vive donde el crecimiento demográfico y las rápidas urbanizaciones están alcanzando niveles altos.

Según reportes de la ONU, más de dos tercias partes de la población en el mundo vivirá en las ciudades antes de fines del 2050. El Perú no está alejado de ello, pues cada año aumentan las cifras demográficas en las principales ciudades. Entonces, es importante desarrollar y hacer cumplir adecuadamente la gestión de riesgos de desastres naturales que las autoridades planteen como medida para proteger a los ciudadanos.

Consecuencias: pérdidas de vidas humanas e infraestructura

En las últimas décadas el Perú ha sufrido de una inmensa variedad de desastres naturales como terremotos, inundaciones, Fenómenos del Niño, huaicos, etc. Desastres que han dejado miles de muertos, damnificados y daños en la infraestructura.

Según el Centro Sismológico Nacional (Censis) del Instituto Geofísico del Perú (IGP) solo en el 2020 se registraron alrededor de 800 sismos. Además, al día se producen entre cinco y ocho sismos, pero que no son perceptibles.

Las consecuencias humanas y materiales de los desastres a causa también de la falta de prevención han sido muchas. Durante el comienzo de la década del 2000 un sismo de magnitud 8.4 atacó a la ciudad de Arequipa, según autoridades, el terremoto provocó la muerte de más de 240 personas, 70 desaparecidas, 2400 heridas y altos daños en vivienda e infraestructura.

Fuente: La República
Por otro lado, quizás el terremoto que más marcó a los peruanos en los últimos años es el ocurrido en Ica en agosto del 2007. Dicho sismo dejó 600 muertos, 2300 heridos y 76 mil viviendas destruidas. Hasta el día de hoy la ciudad continúa superando los daños que causó y se ven avances lentos en cuanto a su total recuperación.

En 2017, los huaicos e inundaciones en Lima y otras regiones dejaron 107 muertos y más de 221 mil viviendas destruidas. Uno de los distritos más afectados fue Chosica, lugar conocido por tener viviendas construidas en laderas de cerros y quebradas.

Por último, hace poco la ciudad de Lima sufrió un fuerte sismo de 6.0 que puso en alerta a muchas personas. Si bien es cierto, no se registraron pérdidas humanas, pero sí pequeños daños en cuanto a infraestructura. Paredes de casas se rajaron y viviendas en cerros se descompusieron lo que podría significar que ante un sismo de mayor magnitud estaríamos en graves problemas.

 Mensaje de reflexión: ¿Cómo cambiar esta realidad?

Es crucial instruir a la población sobre esta temática. No esperemos que suceda una desgracia para recién actuar, lo cual es un comportamiento repentino en las autoridades de nuestro país. En un principio, se espera que pasen los hechos para posteriormente proceder a la búsqueda de estrategias y tácticas de solución.

El periodismo de desastres naturales debe tomar el protagonismo, ya sea inculcando y ofreciendo materiales pedagógicos de fácil entendimiento a la población. También, el Estado debe obligar a que estos temas se dicten en los colegios, institutos, universidades privadas y estatales. Es crucial buscar alternativas que mejoren los resultados, como la formalización mediante mecanismos de créditos. Esto ayudará favorablemente en la edificación y mejoramiento de la vivienda. Los especialistas urbanísticos coinciden en que se podría brindar asesorías a través de los estudiantes y en el caso de los institutos técnicos, promover la capacitación del personal que asumirá la mano de obra en la construcción de estas edificaciones.

Por otra parte, la población también debe ser cautelosa. Siempre tener una mochila de emergencia o conocer estrategias de evacuación ante un sismo o desastre natural. Son aspectos básicos que deben considerar. Sin duda, debemos empezar a considerar estos asuntos para que a largo plazo el arrepentimiento no derrumbe a la sociedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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